Por: Kinller E. Moquete, M.Sc.
Las elecciones municipales del domingo 18 de febrero de 2024 en la República Dominicana han marcado un hito en la política moderna del país. El Partido Revolucionario Moderno (PRM) y sus aliados se han asegurado más del 85 % de las posiciones electivas disponibles, incluidas alcaldías, regidurías, direcciones municipales y vocales. La victoria en las elecciones no solo fortalece la postura del Partido Revolucionario Dominicano (PRM) en el ámbito municipal, sino que también muestra el respaldo generalizado a la administración actual encabezada por el presidente Luis Abinader.
El éxito del PRM y sus aliados en las plazas electorales más importantes, como las alcaldías de la cabecera de 30 de las 32 provincias y el Distrito Nacional, destaca una realidad política ineludible: el electorado dominicano apoya las políticas y el enfoque que ha llevado a cabo el partido en el poder, el PRM. La estrategia de Abinader de viajar por todo el país para respaldar a sus candidatos y participar en sus caravanas ha demostrado ser efectiva, lo que ha fortalecido la idea de un gobierno cercano y comprometido con sus ciudadanos.
Sin embargo, la Alianza Rescate RD, que está compuesta por partidos minoritarios como el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el Partido Fuerza del Pueblo (FP) y otros, ha sufrido una derrota significativa, obteniendo menos del 15% de las posiciones municipales en juego. La derrota no solo implica un retroceso en las metas políticas de los líderes del PLD y la FP, sino que también plantea cuestiones importantes sobre la importancia política de los expresidentes Danilo Medina y Leonel Fernández, así como su posición y relevancia política para el futuro.
La victoria en las elecciones municipales otorga a Luis Abinader y al PRM una ventaja estratégica, ya que pueden tener el control de importantes plataformas locales que podrían ser clave para movilizar el apoyo durante la campaña presidencial. No obstante, el logro a largo plazo dependerá de la habilidad del partido y de Abinader para aprovechar esta oportunidad, prestando atención a las demandas y preocupaciones de la población y presentando propuestas persuasivas que solucionen los problemas actuales y venideros del país.
La tasa de abstención, que se estima cercana al 54%, es un factor que no se puede ignorar. Estos datos, aunque de tendencia similar a procesos similares previos, son preocupantes porque indican una delicada desconexión entre el electorado y el proceso político. Todos los actores políticos, incluida la Junta Central Electoral (JCE), aunque ha sido elogiada por la organización del proceso electoral, deben analizar y actuar sobre la indiferencia o el descontento que puede estar impulsando esta abstención.
El reconocimiento nacional, de la comunidad internacional y los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) al proceso electoral destaca la transparencia y eficiencia del proceso electoral. Esto establece un precedente positivo para las próximas elecciones legislativas y presidenciales, que se llevarán a cabo en mayo próximo, así como para otros procesos electorales.
La victoria abrumadora del PRM en estas elecciones municipales muestra la confianza de la población en el partido gobernante y su liderazgo. No obstante, actualmente se presenta un desafío doble: preservar y fomentar esta confianza mediante políticas efectivas y una gestión transparente; y abordar el problema de la abstención y promover una mayor participación en los procesos democráticos.
Por último, pero no menos importante, las elecciones municipales del 2024 en República Dominicana han reconfigurado el panorama político del país, consolidando al Partido Revolucionario Moderno como la fuerza dominante. No obstante, la ruta hacia una democracia más participativa y representativa sigue siendo interminable. La próxima tarea recae en todos: los partidos políticos, la sociedad civil y los organismos electorales, quienes deben colaborar en la consolidación de la democracia en el país.