En las últimas dos décadas, las sanciones se han convertido en la herramienta predilecta de política exterior de los Gobiernos occidentales, encabezados por Estados Unidos, afirmó el lunes la revista Foreign Policy en un artículo, instando a reflexionar sobre cómo estas medidas punitivas están erosionando el orden occidental.
En 2021, según un informe del Departamento del Tesoro de EE. UU., el país norteamericano impuso sanciones a más de 9.000 personas, empresas y sectores de las economías de países objetivo. Ese mismo año, el primero en el cargo del presidente estadounidense Joe Biden, la Administración agregó 765 nuevas designaciones de sanciones a nivel mundial, incluidas 173 relacionadas con los derechos humanos.
"Es poco probable que los legisladores estadounidenses reconsideren seriamente su relación amorosa con las sanciones a corto plazo. Su aplicación es fácil, barata y menos peligrosa que la amenaza de una acción militar", dice el artículo.
"Las sanciones se han convertido en la herramienta universal del arte de gobernar, destinadas a transmitir oposición a todo, desde invasiones militares hasta abusos de los derechos humanos, desde la proliferación nuclear hasta la corrupción, independientemente de si ayudan o socavan los intereses a largo plazo de Estados Unidos", recalca el medio.
El artículo afirma que en Cuba, Irán, la República Popular Democrática de Corea y Venezuela, las sanciones no produjeron el resultado rápido esperado de un cambio de Gobierno, pero, con el tiempo, acabaron reforzando las alianzas entre las naciones objetivo.
Se "requerirá una voluntad sobria por parte de los formuladores de políticas de ambos partidos para considerar un hecho básico: a veces las sanciones no funcionan. Y en muchos casos, están socavando activamente los intereses de Estados Unidos", agrega.