Marketa Vondrousova se convirtió en la primera finalista no preclasificada en el torneo de Wimbledon desde Billie Jean King en 1963 tras eliminar el jueves 6-3, 6-3 a Elina Svitolina, llevándose siete juegos seguidos durante un lapso del partido.
Vondrousova, una checa de 24 años y actual número 43 del ranking, alcanzó la segunda final de Grand Slam en su carrera. La zurda también lo hizo en el Abierto de Francia de 2019 cuando era una adolescente.
El sábado, Vondrousova que ya disputó la final de Roland Garros en 2019, se enfrentará por el título contra la potente bielorrusa Aryna Sabalenka (2da cabeza de serie) o la tunecina Ons Jabeur (6ta), subcampeona del Wimbledon 2022.
Vondrousova necesitó solo una hora y cuarto para imponerse por 6-3 y 6-3 a Svitolina, que buscaba la proeza de llegar a la final tres meses después de regresar a la competición tras haber dado a luz en octubre.
Svitolina, exnúmero 3 del mundo que ahora juega en la posición 76, se mostró impotente ante el juego de la checa, más rápida, más certera, con mejor saque, menos errores y mayor confianza a proximidad de la red.
"He estado muy nerviosa todo el partido", dijo sin embargo Vondrousova, afirmando no creerse la victoria tras un partido "muy difícil".
Svitolina "es una gran luchadora y una gran persona, ha sido duro", aseguró la checa, que recientemente se recuperó de una operación y dijo haberse esforzado durante todo el encuentro por "mantenerse concentrada".
"Estoy muy agradecida de estar aquí, de estar en buena salud y de jugar al tenis otra vez", afirmó.
Lo cierto es que la ucraniana, que soñaba con ofrecer una victoria a su país devastado por la guerra, no pudo en ningún momento dominar.
Svitolina, de 28 años, desplegó un juego desparejo, lleno de energía pero también de nervios y errores, y se vio completamente superada por los passings de su adversaria contra los que no encontró el nervio ni la cabeza.
La ucraniana empezó jugando con agresividad pero rápidamente cometió tres errores, dos de ellos no forzados, que sumados a un certerísimo drive paralelo de la zurda checa sentenciaron su primera rotura en el quinto juego del primer set.
Ambas jugadoras parecían nerviosas y Vondrousova entregó inmediatamente su propio juego de servicio pero volvió a quebrarle a la ucraniana en el séptimo juego.
Svitolina siguió cometiendo errores, temerosa en la red e imprecisa con su derecha, perdiendo la primera manga en 29 minutos al encajar un nuevo break en el noveno juego.
También en el segundo set sufrió una rotura nada más servir, empujada al error por la checa que la hacía subir a la red para explotar su falta de determinación en la volea.
Svitolina fue incapaz de encontrar soluciones, sin más armas que sus golpes profundos, que a menudo se escaparon de las líneas.
Tras un quinto juego muy disputado en que Vondrousova sufrió un quiebre, la ucraniana pareció encontrar la inspiración con una volea suave pero certera.
Pero no logró mantener el impulso de ahí en adelante, perdiendo su propio servicio con más errores no forzados.