Al menos 9 cohetes fueron disparados en las primeras horas de este miércoles desde la Franja de Gaza en dirección a varias localidades del sur de Israel, después de que las fuerzas del orden israelíes atacaran en Jerusalén a civiles palestinos en la mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam.
De acuerdo con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), cuatro proyectiles fueron interceptados. Por su parte, medios israelíes informan que uno de los cohetes alcanzó una fábrica en la zona de la ciudad de Sderot, mientras que cuatro cayeron en zonas abiertas. Hasta el momento no hay detalles sobre heridos.
Posteriormente, las Fuerzas de Defensa israelíes comunicaron que cazas y tanques del país atacaron este miércoles una base militar y puestos pertenecientes a la organización palestina Hamás en la Franja de Gaza.
Los lanzamientos se produjeron después de que horas antes la Policía de Israel entrara en la mezquita, disparando granadas aturdidoras. Los uniformados afirmaron que se vieron obligados a ingresar después de que agitadores enmascarados se encerraran en la mezquita con fuegos artificiales, palos y piedras.
Como resultado, decenas de palestinos resultaron heridos en los enfrentamientos. Según los medios palestinos, las fuerzas israelíes impidieron que los médicos llegaran al lugar. Al mismo tiempo, según los datos del canal panárabe Al Mayadeen, alrededor de 100 palestinos resultaron heridos y más de 400 personas fueron detenidas.
"Estaba sentada en una silla recitando [el Corán]. Lanzaron granadas aturdidoras, una de ellas me dio en el pecho", relató a Reuters una anciana fuera de la mezquita.
El asalto al lugar sagrado —especialmente durante el Ramadán, noveno mes del calendario lunar islámico en el que musulmanes de todo el mundo ayunan y oran— por parte de los israelíes provocó una ola de protestas en toda la Cisjordania ocupada.
Así, de acuerdo con la agencia WAFA, durante los enfrentamientos con uniformados israelíes en la ciudad de Beit Ummar y en la entrada norte de la ciudad de Hebrón un ciudadano palestino resultó herido de bala, y fueron registrados decenas de casos de asfixia por intoxicación debido a la acumulación de gases lacrimógenos.
Por su parte, Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente palestino, advirtió a las autoridades de Israel de que no traspasaran las líneas rojas en los lugares santos. Subrayó que los ataques contra los fieles es una guerra feroz contra el pueblo palestino y el pueblo árabe. "Consideramos al Gobierno de ocupación plenamente responsable de cualquier deterioro y debe actuar con responsabilidad y poner fin a este absurdo, que tendrá consecuencias peligrosas para todos", declaró.
Mientras tanto, Arabia Saudita y Egipto, ya emitieron declaraciones en las que condenan las acciones de Tel Aviv. Así, la Cancillería saudita afirmó que el reino sigue con gran preocupación el asalto a la mezquita, los ataques a fieles y la detención de ciudadanos palestinos, subrayando que condena esta invasión flagrante y expresa su rechazo categórico contra esta práctica, que socava los esfuerzos para lograr la paz.
A su vez, Egipto considera que tales escenas de odio, así como las repetidas violaciones por los israelíes de la santidad de los lugares sagrados, incitan sentimientos de indignación e ira entre todos los pueblos palestinos, las naciones islámicas y las personas de buena conciencia de todo el mundo. El Cairo responsabilizó a Israel de esta escalada.
