Brasilia (EFE).- El líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años, juró este domingo ante el Parlamento como nuevo presidente de la República Federativa de Brasil para el período 2023-2027.
«Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil», declaró el nuevo gobernante, quien hace cuatro estaba en prisión condenado por supuesta corrupción en unos juicios luego anulados por la Corte Suprema.
Lula es el primer político brasileño que llega tres veces al poder. Hace hoy exactos veinte años, juró como presidente por primera vez y cuatro años lo volvió a hacer, tras su reelección en 2009.
Sustituye en el cargo al ultraderechista Jair Bolsonaro, quien el pasado viernes viajó hacia Estados Unidos sin haber reconocido aún su derrota en las elecciones de octubre pasado.
«Rescatar» del hambre a 33 millones de personas en Brasil
Lula prometió este domingo en su primer discurso en el cargo «rescatar» del hambre a 33 millones de personas y de la pobreza a 100 millones de personas, casi la mitad de la población del país.
«Nuestras primeras acciones apuntan a rescatar del hambre a 33 millones de personas y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileñas y brasileños, que soportaron la más dura carga del proyecto de destrucción nacional que hoy se cierra», dijo Lula en su discurso en el Parlamento.
En la misma línea, Lula prometió «reconstruir» el país de las «ruinas» en las que, según apuntó, quedó tras la gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro, a quien no citó.
«Sobre estas terribles ruinas asumo el compromiso de, junto con el pueblo brasileño, reconstruir el país y hacer nuevamente un Brasil de todos y para todos», afirmó el líder progresista.
Lula señaló que su equipo de transición hizo un diagnóstico de las cuentas públicas y se encontró con un panorama «atroz».
La integración latinoamericana
De la misma manera, el líder progresista se comprometió este domingo en su discurso de toma de posesión a «retomar la integración» en América Latina para tener «un diálogo activo y altivo» con las otras regiones del mundo.
«Retomaremos la integración a partir del Mercosur, con la revitalización de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y otras instancias soberanas» que existen en Latinoamérica, declaró ante el Parlamento después de haber jurado como nuevo presidente de Brasil.
También garantizó que su Gobierno fortalecerá la cooperación con el foro BRICS, que Brasil integra junto con Rusia, India, China y Suráfrica, y tenderá puentes con África y el mundo en desarrollo, sin descuidar sus relaciones con Estados Unidos o la Unión Europea (UE).
Lula dijo que Brasil «romperá el aislamiento al que fue sometido en los últimos años», durante el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, y «volverá al mundo» con las banderas de la democracia y el combate al hambre y la pobreza.
Combatir la degradación del medioambiente
El nuevo mandatario hizo también un fuerte alegato en defensa del medioambiente en su primer discurso en el cargo y prometió acabar con la deforestación ilegal en la Amazonía y proteger a los pueblos indígenas.
«No podemos admitir que (la Amazonía) sea una tierra sin ley, no vamos a tolerar la degradación del medioambiente que tanto mal ha hecho a nuestro país», afirmó el líder del Partido de los Trabajadores, en un pronunciamiento ante el Congreso, en Brasilia.
Lula, de 77 años, manifestó que Brasil «puede estar en la primera línea global» y que, para ello, iniciará «una transición energética adecuada» que tenga por objetivo «eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero».
«Brasil no necesita deforestar para aumentar su frontera agrícola», insistió.
En los cuatro años de gestión del ya expresidente Jair Bolsonaro, defensor de la explotación de minerales y madera en reservas indígenas, los datos de deforestación e incendios se han disparado en el mayor bosque tropical del planeta.
Lula subrayó que los brasileños pueden vivir «sin derribar» los árboles o «sin invadir los biomas», aunque al mismo tiempo dijo que incentivarán la regularización de tierras para su uso productivo sostenible.
Una «victoria de la democracia»
Lula celebró la «victoria de la democracia» que le permitió ganar las elecciones de octubre, a pesar de las «amenazas» de la ultraderecha que aún no acepta su triunfo.
«Si estamos aquí es gracias a la conciencia política de la sociedad brasileña», declaró Lula ante el Parlamento, en su primer discurso después de haber jurado como nuevo presidente de Brasil.
«Fue la democracia la gran victoriosa», que «superó» las «más violentas amenazas a la libertad del voto», apuntó en alusión a la campaña contra el sistema de votación desatada por el ahora expresidente Jair Bolsonaro, a quien derrotó en las elecciones de octubre.
Bolsonaro no solo no ha reconocido todavía la victoria de Lula, sino que además el pasado viernes viajó hacia Estados Unidos y no asiste a la ceremonia de toma de posesión del líder progresista, quien sostuvo en su discurso que durante el proceso electoral tuvo que enfrentar además «la más abyecta campaña de mentiras».
También dijo que su investidura le pone un «fin al autoritarismo» y pidió, en medio de los aplausos de la mayoría de los legisladores, «democracia para siempre».
Gente del pueblo le entrega a Lula la banda
El nuevo mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió la banda presidencial de manos de una representación diversa del pueblo del país ante la ausencia del ya exgobernante Jair Bolsonaro.
Según marca el protocolo, el presidente saliente es el encargado de pasar la banda a su sucesor, pero Bolsonaro, quien sigue sin reconocer su derrota en las urnas, decidió no participar en los actos de investidura y viajar a Estados Unidos sin previsión oficial de vuelta.
Lula, de 77 años, subió la rampa del Palacio de Planalto, en Brasilia, pero en lo más alto no esperaba Bolsonaro.
En su lugar, ascendió a la parte alta del palacio presidencial acompañado por un grupo de personas que «simbolizan la riqueza y la diversidad del pueblo brasileño», entre ellos, un niño, afrodescendientes, mujeres, personas con discapacidad y el conocido líder indígena Raoni Metuktire.
Lula rompe a llorar al hablar del aumento de la desigualdad en Brasil
El presidente de Brasil rompió a llorar en su primer discurso ante los miles de brasileños reunidos en Brasilia, cuando habló del aumento de la desigualdad en el país.
«La vuelta del hambre es un crimen, el más grave de todos contra el pueblo brasileño. Es hija de la desigualdad, que es la madre de todos los males que atrasan Brasil», manifestó Lula en el púlpito del Palacio presidencial de Planalto.
El dirigente progresista, de 77 años, se emocionó al citar a las familias que rebuscan comida entre la «basura» y a las que hacen filas en las puertas de las carnicerías para comer las sobras y raspar los huesos.
«Por favor, ayúdenme…», dijo el antiguo dirigente sindical entre lágrimas.
En ese momento, los miles de brasileños congregados en la Plaza de los Tres Poderes cantaron al unísono «Lula, guerrero del pueblo brasileño».
«Asumo el compromiso ante ustedes de combatir día y noche todas las formas de desigualdades en nuestro país, de renta, de género, de raza, en el mercado de trabajo, en la representación política, en la salud, en la educación», enumeró.
Asimismo, denunció que «el 5 % más rico tenga el mismo porcentaje de riqueza» que el 95 % restante del país.
«Nadie será ciudadano de segunda clase», aseveró.
Lula también rindió un homenaje a los seguidores que le acompañaron en vigilia durante los 580 días que estuvo en prisión, entre 2018 y 2019, por condenas por corrupción que luego fueron anuladas por la Corte Suprema.
El líder progresista se refirió a su periodo en prisión como «el momento más difícil de su vida», pero que la investidura de este domingo es uno de los «más felices».