En un hecho que ha sacudido a toda la nación francesa y al mundo del arte, el presidente Emmanuel Macron prometió que su gobierno hará todo lo posible para recuperar las joyas robadas del Museo del Louvre y llevar a los autores del crimen ante la justicia.
El asalto ocurrió este domingo en plena luz del día y duró apenas siete minutos, según confirmó el ministro del Interior, Laurent Nuñez. Un grupo de tres ladrones logró sustraer nueve joyas pertenecientes a la colección de Napoleón Bonaparte y la emperatriz Eugenia, piezas de valor incalculable tanto histórico como artístico.
Macron calificó el ataque como “un atentado contra un patrimonio que apreciamos porque forma parte de nuestra historia”, y aseguró que el Estado francés está movilizando todos sus recursos. “Recuperaremos las obras y los responsables serán llevados ante la justicia. Se está haciendo todo lo posible, bajo la dirección de la Fiscalía de París”, afirmó en una publicación en la red X.
De acuerdo con el informe preliminar del Ministerio del Interior, los ladrones utilizaron una amoladora angular para romper varias ventanas y acceder al museo. Dos de ellos ingresaron mientras un tercero los esperaba fuera en una motocicleta, con la cual emprendieron la fuga hacia la autopista A6, una de las principales rutas del país. “Actuaron con gran rapidez. Se trata claramente de un grupo que había planificado cada detalle”, declaró Nuñez, quien calificó el hecho como “un gran robo”.
Este episodio revive los fantasmas de los célebres robos que marcaron la historia del Louvre. El más recordado ocurrió en 1911, cuando un trabajador italiano sustrajo La Mona Lisa, motivado por un sentimiento nacionalista. Décadas después, en 1998, un cuadro del pintor Camille Corot fue robado a plena luz del día y nunca ha sido recuperado.
Hoy, más de un siglo después del robo más famoso del mundo, Francia vuelve a enfrentar el desafío de proteger su herencia artística en una era donde la tecnología parece jugar tanto a favor como en contra de la seguridad cultural.
Mientras la Fiscalía de París avanza en la investigación y se refuerzan los protocolos en museos nacionales, el caso ha abierto un debate público sobre la vulnerabilidad de las instituciones culturales y la responsabilidad del Estado frente al patrimonio histórico.