Los terroristas que atacaron la sala de conciertos cerca de Moscú, podrían haber sido utilizados por los servicios de seguridad ucranianos, declaró el responsable de la Cámara Pública de Rusia para la integración de las nuevas regiones, Vladímir Rógov. Agregó que tienen tecnologías muy bien desarrolladas de "lavado de cerebro de las personas".
El 23 de marzo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, expresando sus condolencias y condenando el atentado terrorista en Crocus, señaló que el ISIS (también conocido como ISIL/IS/Estado Islámico, un grupo terrorista prohibido en Rusia y muchos otros países) es un enemigo común al que hay que derrotar.
Muchos medios estadounidenses también se adhieren a la misma retórica, citando a funcionarios locales que afirman que este grupo islamista fue el responsable de la tragedia. Desde la Embajada rusa en EEUU destacaron a Sputnik que no hay que precipitarse en sacar tales conclusiones, ya que los servicios especiales rusos lo aclararán todo.
"Si hablamos de ISIS, entonces [hablamos] solo sobre el hecho de que estos terroristas fueron utilizados. Ellos [los terroristas] pensaban sinceramente que se estaban comunicando con ISIS, bajo el disfraz de los cuales podrían ser representantes de las estructuras de los servicios especiales de [mandatario ucraniano, Volodímir] Zelenski", señaló Vladímir Rógov.
Según sus palabras, representantes de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano o del Servicio de Seguridad de Ucrania podrían haber utilizado a los terroristas en sus propios intereses.
"Ellos tienen tecnologías muy bien desarrolladas de lavado de cerebro e intrusión en la conciencia de las personas. Se especializan en las tecnologías de las sectas totalitarias, trabajando con el lado oscuro de las personas y programándolas para acciones destructivas", subrayó.
El pasado 22 de marzo, un grupo de hombres armados, vestidos de camuflado, dispararon contra una multitud reunida en la sala de conciertos Crocus City Hall, ubicada en la ciudad de Krasnogorsk, en la periferia noroeste de Moscú, apenas unos minutos antes de comenzar un concierto de la banda rusa de rock Picnic.
El tiroteo fue seguido por un incendio, que, según el Ministerio de Emergencias, afectó un área de casi 13.000 metros cuadrados. Según los últimos datos oficiales, el ataque terrorista se saldó con 139 muertos y unos 180 heridos. Hasta ahora fueron detenidos 11 implicados en el atentado, incluidos los cuatro atacantes que abrieron fuego contra la multitud en Crocus City Hall.
Según el Servicio Federal de Seguridad, después del atentado los terroristas intentaron huir hacia la frontera entre Rusia y Ucrania. A su vez, Kiev negó de plano su implicación en el ataque.
El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró duelo nacional el 24 de marzo por las víctimas del atentado, el más sangriento en dos décadas en Rusia. Además, se cancelaron todos los eventos masivos y de entretenimiento programados para los próximos días.
Numerosos líderes mundiales se solidarizaron con el pueblo ruso y condenaron el ataque en los términos más enérgicos.