Los asesores y aliados del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, han advertido a Dinamarca que "va en serio" con su plan de adquirir Groenlandia, según informó CNN citando fuentes en el país escandinavo. La propuesta, que Trump mencionó por primera vez en 2019, ha sido retomada con una mayor seriedad, lo que ha generado tensión en las relaciones entre ambos países.
Reacción danesa
Funcionarios daneses consideran que mantener una conversación franca con la administración de Trump sería clave para evitar un posible conflicto diplomático. "Esto parece mucho más serio", afirmó una fuente desde Copenhague. El ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, indicó la disposición de su país para dialogar y explorar formas de cooperación más estrecha con EE.UU., destacando la importancia de garantizar que se cumplan las ambiciones estadounidenses en la región del Ártico.
Las razones tras la propuesta
Donald Trump declaró que Groenlandia es una "necesidad absoluta" para los intereses de seguridad de Estados Unidos y para garantizar la protección del "mundo libre". En ese contexto, su hijo, Donald Trump Jr., realizó una visita a Groenlandia esta semana, subrayando la importancia de la región en la estrategia ártica de EE.UU.
Reacciones internacionales
La propuesta de Trump también ha provocado reacciones en otros países de la Unión Europea. Jean-Noël Barrot, ministro de Asuntos Exteriores de Francia, criticó la idea, calificándola de "inaceptable" y destacando que "la soberanía de las fronteras de la UE debe ser respetada".
Por su parte, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, también expresó su preocupación, afirmando que "el principio de la inviolabilidad de las fronteras se aplica a todos los países, independientemente de que se encuentren al este o al oeste de nosotros". Scholz destacó que las fronteras no deben ser alteradas por la fuerza ni la presión política.
El ecosistema político actual
Desde 2019, cuando Trump propuso por primera vez la compra de Groenlandia, el panorama geopolítico ha cambiado significativamente. Dinamarca enfrenta ahora un dilema: equilibrar sus relaciones con un socio clave como EE.UU. y proteger la soberanía de Groenlandia, un territorio autónomo bajo su control.