El raso Leonardo Báez Valdez, quien falleció el martes luego de permanecer varios días ingresado en un centro de salud por las heridas ocasionadas por un supuesto enajenado mental, recibió cristiana sepultura en el Cementerio Cristo Salvador, con los honores correspondientes que le confieren como un miembro de la Policía Nacional que dio su vida en el cumplimiento del deber.
Bajo un soleado clima sobre el camposanto, una nube gris de llanto, tristeza y dolor cubría a familiares, amigos y compañeros de armas del agente, cuyos restos fueron sepultados en presencia de decenas de familiares, amigos, allegados y compañeros de armas, quienes lo describieron como un joven íntegro, amable y servicial dentro de su comunidad.
El ataúd cubierto por un ejemplar de la Bandera Nacional, estuvo custodiado por una comitiva de las diferentes direcciones de la institución del orden que hicieron acto de presencia para despedir al joven alistado, mientras se escuchaban desde la distancia las lúgubres notas de la trompeta por parte de un músico de la institución, lo cual formó parte de los honores de estilo dispuestos por el mayor general Eduardo Alberto Then, director general policial.
El llanto y desconsuelo de los dolientes del raso Leonardo Báez Valdez aumentaba con cada centímetro de descenso de su féretro en el nicho en el cual descansarán sus restos. Sin embargo, para ellos siempre vivirán los recuerdos de un agente policial de conducta intachable y de buenas costumbres.
La Policía Nacional reiteró sus más sentidas condolencias, en nombre de su director general, mayor general Eduardo Alberto Then, y todo el personal que integra la institución del orden público.