El nuevo papa enfrenta desafíos históricos mientras surgen cuestionamientos sobre su gestión pasada en casos de abuso sexual.
La reciente elección de Robert Francis Prevost como papa León XIV marca un hito en la historia de la Iglesia Católica, al ser el primer pontífice estadounidense. Su trayectoria incluye una destacada labor misionera en Perú y un papel central en la administración vaticana como prefecto del Dicasterio para los Obispos.
Sin embargo, su nombramiento no ha estado exento de controversias. Organizaciones como SNAP han acusado a Prevost de encubrir casos de abuso sexual durante su episcopado en Chiclayo, Perú. Se le señala por trasladar a sacerdotes denunciados sin restricciones y por presionar a las víctimas para que no denunciaran los abusos. Estas acusaciones han sido categóricamente negadas por la diócesis de Chiclayo y por el periodista Pedro Salinas, quien ha defendido la integridad de Prevost en este contexto.
Por otro lado, se destaca que, como prefecto del Dicasterio para los Obispos, Prevost tomó medidas firmes contra el abuso sexual dentro de la Iglesia, incluyendo la destitución del obispo Eguren en Perú, lo que fue visto como una acción significativa por parte de las víctimas.
Estos antecedentes presentan un panorama complejo. Por un lado, se reconoce su compromiso con la reforma y la justicia; por otro, las acusaciones pendientes generan dudas sobre su pasado.