Cuando Rainier Mallol tenía solo 14 años, su vida dio un giro inesperado cuando su madre fue diagnosticada con dengue grave, una enfermedad transmitida por mosquitos. Este evento marcó el inicio de su fascinación por el dengue y sus efectos, llevándolo a crear, junto con el especialista en salud pública Dhesi Raja, el programa AIME (Inteligencia Artificial aplicada a las Epidemias Médicas), que luego evolucionó hasta convertirse en la empresa conocida como Hayat.
Motivado por Katherine Motyka, fundadora de Jompéame, Mallol aplicó a un programa de la NASA en 2015, donde tuvo la oportunidad de formarse en tecnología de vanguardia. El proyecto final de este programa debía ser una solución que salvara vidas en los próximos 10 años, lo que llevó a Mallol a concebir la idea de AIME.
AIME combina 512 variables, incluyendo factores climáticos, geográficos y socioeconómicos, para predecir brotes de enfermedades infecciosas en los próximos tres meses. Según Mallol, el programa puede identificar con precisión el lugar exacto donde podría ocurrir un brote, lo que ayuda a optimizar las acciones preventivas y la distribución de recursos.
Esta capacidad de predicción atrajo la atención del Gobierno de Brasil en 2016, cuando Mallol fue invitado a realizar un piloto para prevenir brotes de zika durante los Juegos Olímpicos. A pesar de los desafíos iniciales para obtener clientes, la pandemia de COVID-19 en 2020 impulsó la demanda de soluciones de salud digital, lo que llevó a un crecimiento significativo de Hayat, que ahora cuenta con 40 empleados.
La historia de Rainier Mallol y Hayat es un ejemplo inspirador de cómo una experiencia personal puede conducir a la creación de una empresa exitosa que impacta positivamente en la salud pública a nivel mundial.