Santo Domingo.-“La cosa está difícil allá, no hay gasolina, no hay na’; ta’ muy dura la cosa. Ese es un infierno”, expresó un nacional haitiano al cruzar la frontera en la provincia Elías Piña.
Se trata de Markinson García, residente en Veladero (Belladère), en Haití, quien pasó al territorio dominicano para abastecer de combustible su vehículo y comprar algunos alimentos para su hogar.
Así como él, había decenas de personas del vecino país haciendo filas en una estación de gasolina cercana a la frontera domínico-haitiana, en busca de este carburante.
Al referirse al problema de las bandas armadas, aunque agradece que su familia esté a salvo, lamentó que «el país no puede caminar bien».
Y es que la crisis social en Haití, con las bandas y la escasez de combustible, solo por mencionar algunas, ha ido en constante incremento y ha afectado, de manera directa, a sus ciudadanos.
Sin embargo, a diferencia de Markinson, otros haitianos cruzan en busca de un sustento para sus familias, ofertando en el mercado binacional cualquier producto que les ayude a conseguir algo de dinero.
Tal es el caso de María Rosita Montero, madre de cuatro niños y también residente en Veladero, quien debe disponer de 500 pesos para ir de su casa a Elías Piña y regresar.
La mujer, que se dedica a revender artículos como zanahoria, cebolla, remolacha, tomate, ajíes, lechuga y demás, narró que en su país “la situación está difícil, todo está caro, uno no puede comprar nada y la gente vive matándose unos con otros”.
“Uno casi no puede cruzar para acá a vender porque una sola persona de Veladero para acá quiere cobrar 400 pesos. Entonces, dependiendo de lo que yo venda hago 600 o 700 pesos, que a veces uno no gana ni 300 pesos”, dijo.
Indicó que asiste a ese mercado lunes y viernes, pero que las ganancias son reducidas porque las cosas están caras y la gente casi no quiere comprar.
No obstante, prefiere salir de su país para trabajar, pues la tensión en esa nación es cada vez mayor, ya que las pandillas se encuentran ocasionando graves daños, además, de protestas para la salida del actual primer ministro, Ariel Henry.
Lo del precio del pasaje también lo expresó Ansi Joel, una vendedora de tenis en ese mercado, quien manifestó que el gas en Haití lo están vendiendo a más del doble, por lo que para trasladarse deben pagar más.
Sostuvo que los motoristas a veces cruzaban a comprar gas, pero ya no se lo permiten.
Sobre el particular, un agente de la Dirección de Migración contó a EL DÍA que a los motoristas las autoridades del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT) no les están permitiendo la entrada porque estaban haciendo mucho desorden.
En tanto que la situación de la gasolina, con la entrada masiva de nacionales haitianos a estas estaciones para surtirse con el carburante, afecta a los comunitarios de la provincia de Elías Piña, quienes se ven forzados a acudir en otro horario o, en su defecto, hacer la fila.
Es así como dicho agente de Migración, solo identificado como Daniel, señaló que, en ocasiones, ha tenido que levantarse a las 12:00 de la medianoche para poder comprar el combustible porque en el día la extensa fila se lo impide.
Por otro lado, un ambiente de necesidad, supervivencia e incertidumbre, se podía observar en la verja o puerta, por donde cruzaban los comerciantes en sus camiones y donde se les escuchaba decir a estos y los agentes de seguridad de la frontera que «esto está caliente».
Los camiones con alimentos como cebolla, zanahoria, arroz, fideos, huevos y otros productos, estaban puestos en fila por más de medio kilómetro, en la que se mantenía un rigor y control para la entrada y salida, donde Daniel tomaba fotos a la licencia del conductor y la placa.
Con esto, al final de la tarde podían tener un reporte de la entrada y salida de los vehículos, tanto de haitianos como de dominicanos.