Para encontrar a un jugador que haya agotado casi 700 apariciones en una temporada de las Grandes Ligas y se uniformara para jugar invierno ese mismo año/calendario hasta el martes había que irse al Miguel Tejada de 1999 al 2010.
José Ramírez, otro banilejo, lo hizo. La última vez que el antesalista de los Guardianes en la MLB había jugado en Lidom fue en 2015 con los Toros. Un año más tarde se convirtió en una estrella en la Gran Carpa y desde entonces ha sido convocado cinco veces al All-Star y finalizado en tres ocasiones entre los cuatro más votados al Jugador Más Valioso.
"Quería jugar por mi familia, tengo mucha que no me ha podido ver. Mucha de la fanaticada, tengo que darle ese privilegio, además de que yo soy escogidistas", dijo Ramírez a DL. "En Baní la mayoría son liceístas y escogidistas y mi familia domina el Escogido".
Desde 2017, solo Mookie Betts (43.7) y Aaron Judge (42.0) acumulan más victorias sobre jugador reemplazo (WAR) que Ramírez (39.7), en la versión de FanGraphs. Un rendimiento que fue compensado con una extensión de contrato en 2022 que le garantiza US$150 millones hasta 2028.
"Esta liga ayuda bastante. He estado ansioso de representar a mi país en el Clásico, no se ha dado la oportunidad por el tema de salud", dijo. "Esto es un sueño hecho realidad, agradezco a los Toros que me seleccionaron y jugué con ellos, pero me resultaba complicado viajar todos los días a La Romana".
Se trata de uno de los jugadores de mayor cotización en las Grandes Ligas que juega en el circuito quisqueyano en la última década.
Ramírez, quien fuera transferido desde los taurinos por Vladimir Guerrero Jr., explicó que su deseo era integrarse más temprano, pero que recibió el permiso recientemente y, si bien está dispuesto ir todo el camino, la cantidad de partidos que jugará la desconoce.