El presidente ruso, Vladimir Putin, denunció el jueves un ataque "terrorista" cometido por "saboteadores" infiltrados desde Ucrania, que negó cualquier implicación y atribuyó el incidente a una "provocación" orquestada por Moscú.
Según las autoridades rusas, dos civiles murieron y un niño de 11 años resultó herido por "saboteadores" que abrieron fuego contra un coche en la localidad de Lyubechane, en la región de Briansk, fronteriza con Ucrania.
El comando habría tomado rehenes, según las agencias de prensa rusas Ria Novosti, TASS e Interfax, que citaron a testigos y fuentes de los servicios de seguridad y de rescate.
AFP no pudo verificar estas informaciones de forma independiente.
El ejército ruso "protege a Rusia y a nuestro pueblo contra los neonazis y los terroristas (…). Los que cometieron hoy un nuevo ataque terrorista se infiltraron en nuestro territorio fronterizo y abrieron fuego contra civiles", declaró Putin en un discurso transmitido por televisión.
La presidencia ucraniana calificó las acusaciones como una "provocación deliberada" de Rusia con el objetivo de "asustar a su población para justificar" su ofensiva contra Ucrania.
En Kupiansk, una localidad situada en la línea de frente a unos 50 km de la frontera rusa, las autoridades pidieron la evacuacion de los residentes vulnerables ante el temor a un ataque ruso.
Kiev también ordenó evacuar los territorios adyacentes en el noreste, después de que el gobernador de la región de Járkov, Oleg Synegubov, dijera que Moscú "bombardeó" varias localidades de la zona.
Las tropas ucranianas recuperaron en septiembre el control de varias ciudades en esta región del noreste, entre ellas Kupiank, pero temen que puedan volver a caer en manos rusas.
"Bajo control"
Las regiones rusas fronterizas con Ucrania han sufrido varios bombardeos desde el inicio del conflicto, hace más de un año, pero es inusual que las autoridades informen de la incursión de un grupo de "sabotaje".
Según el gobernador regional ruso Alexander Bogomaz, "los saboteadores abrieron fuego contra un vehículo en movimiento".
Los servicios de seguridad rusos (FSB) y las autoridades de Briansk informaron que efectuaron operaciones para "eliminar" a un grupo de "saboteadores" ucranianos infiltrado en esta región, situada a unos 400 km al suroeste de Moscú.
En dos videos publicados en las redes sociales, cuatro hombres en uniforme que afirman ser miembros de un grupo de "voluntarios rusos" del ejército ucraniano reivindican haberse infiltrado en Briansk.
En los videos, cuya autenticidad la AFP no pudo verificar, los hombres niegan haber tomado rehenes o matado a civiles, y critican a Moscú.
El incidente llevó a Putin a anular un viaje al Cáucaso ruso.
El FSB afirmó más tarde que la situación estaba "bajo control" y que los "nacionalistas ucranianos" habían sido repelidos hacia su país. Allí fueron blanco de "un bombardeo masivo de artillería".
Según el FSB, fue hallado "un gran número de explosivos" y se estaban efectuando operaciones de desminado.
Rusia denuncia una "farsa" en el G20
Las tensiones entre Rusia y Ucrania se sintieron hasta la cumbre del G20 en Nueva Delhi, donde Lavrov culpó a los representantes occidentales de desbaratar la reunión y convertirla en una "farsa".
Lavrov mantuvo un breve encuentro con su par estadounidense, Antony Blinken, que le urgió a poner fin al conflicto en Ucrania, al margen de la reunión ministerial.
Se trató del primer cara a cara entre los dos dirigentes desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania.
La portavoz de la diplomacia rusa, María Zajarova, intentó minimizar la importancia del encuentro y aseguró que fue Blinken quien lo inició.
India quería que su presidencia del G20 se centrara en temas como el alivio de la pobreza y el cambio climático, pero la guerra en Ucrania acabó dominando la cumbre.