El cantante barranquillero Brandon de Jesús López, más conocido como Beéle, enfrenta un momento difícil tras el fallecimiento de su padre, Breyner López, ocurrido en la tarde del jueves 7 de agosto.
Según fuentes cercanas, Perdió la vida de manera repentina a causa de un infarto mientras se sometía a un procedimiento de diálisis. La noticia cayó como un balde de agua fría en su familia y en todos quienes lo conocen, pues Breyner era muy querido en el barrio Simón Bolívar de Barranquilla.
Desde que se dio a conocer la trágica noticia, el ambiente ha estado marcado por el duelo y la solidaridad. El artista todavía no se ha pronunciado públicamente, pero sus redes sociales fueron inundadas de mensajes de apoyo, cariño y fortaleza tanto por parte de seguidores como de colegas del mundo artístico.
Hablan de un hombre que trepó poco a poco hasta convertirse en figura internacional, pero cuyo corazón siempre estuvo vinculado a su tierra y a su linaje familiar.
Una relación marcada por la distancia y el sacrificio
Años atrás, Breyner ya había hablado públicamente sobre la compleja relación con su hijo. En una entrevista para Lo sé todo, confesó haber trabajado sin descanso, madrugando a las 3 a.m. y acostándose después de las 9 p.m. como taxista, todo con el objetivo de ayudar al talento musical de Beéle.
Sin embargo, también lamentó que, a pesar de sus esfuerzos, existían tensiones familiares que distanciaron a padre e hijo.
“Yo hice lo que ningún taxista haría, porque tenía un sueño: que mi hijo fuera cantante”, recordó con voz cargada de tristeza.
Este pasado distante agrega una capa de complejidad emocional al duelo actual. La pérdida, aunque inevitable, ha reavivado memorias de lo que pudo ser y de los puentes que aún faltan por reconstruirse.
La partida de Breyner López no solo representa una pérdida íntima, sino un momento de reflexión para toda la comunidad artística que lo rodea.
Beéle, quien ha llevado la fusión del dancehall con raíces caribeñas a escenarios internacionales, se encuentra ahora en una pausa emocional, enfrentando esa realidad que redefine prioridades y despierta agradecimientos por lo que fue, y lo que pudo ser.
Este suceso invita a valorar la figura del padre no solo como pilar familiar, sino como inspiración y partícipe de sueños que trascienden generaciones.
