En el marco de la cumbre del G20 celebrada en Río de Janeiro, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, abordó este martes la situación actual en Ucrania, destacando que el uso de misiles balísticos ATACMS por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania en un ataque contra la provincia de Briansk representa un "paso hacia la escalada del conflicto" impulsado por Occidente.
Lavrov afirmó que, de confirmarse el uso de estos misiles con un alcance de 300 kilómetros, "es evidente que los ataques no podrían llevarse a cabo sin la asistencia de Washington". Aunque la Casa Blanca no se ha pronunciado oficialmente, el canciller ruso dejó claro que hay señales de que esta es una realidad ya implementada y que está siendo observada cuidadosamente por Moscú.
Participación de Occidente en el conflicto: El jefe de la diplomacia rusa también se refirió a la implicación directa de países como Francia, resaltando que el entrenamiento de soldados ucranianos en bases militares francesas y el uso de misiles SCALP, idénticos al Storm Shadow británico, confirman su apoyo activo al régimen de Kiev. Lavrov acusó al presidente francés Emmanuel Macron de ser uno de los "principales partidarios" de una confrontación militar hasta lograr la derrota de Rusia.
El ministro reconoció, no obstante, la postura "responsable" del canciller alemán Olaf Scholz, quien se negó a suministrar a Ucrania misiles Taurus para evitar impactos profundos en territorio ruso.
Ratificación de la doctrina nuclear: Lavrov aprovechó la ocasión para recordar que Rusia actualizó recientemente su doctrina nuclear, subrayando que "no busca la guerra nuclear, sino que procura disuadirla". Según el canciller, las medidas tomadas por Moscú buscan garantizar su seguridad nacional frente a las crecientes tensiones.
Antecedentes y reacciones: El anuncio de que EE.UU., junto con Francia y el Reino Unido, ha autorizado a Ucrania a emplear misiles de largo alcance contra Rusia fue destacado por medios como The New York Times y Le Figaro. En respuesta, el Kremlin calificó esta medida como una escalada preocupante y una señal de una mayor implicación occidental en el conflicto ucraniano.
Lavrov concluyó advirtiendo que la comunidad internacional debe centrarse en evitar una escalada militar que podría tener consecuencias imprevisibles, llamando a la negociación y al respeto mutuo de los intereses de seguridad.